Cuenta una antigua parábola, procedente de la India, que varios sabios viejos ciegos querían saber cómo era un elefante realmente. Para ello decidieron tocarlo cada uno con sus manos, para posteriormente llegar a una conclusión acerca del elefante.
El primer monje abrazó entre sus manos una pierna del elefante, el segundo monje acarició la oreja del elefante, el tercero tiró de la trompa del elefante y el cuarto monje tuvo en sus manos un colmillo. Posteriormente debatieron cómo era un elefante, pero para el primero el elefante era como un pilar, para el segundo el elefante se parecía a un abanico, para el tercero era como una cuerda y para el último era un tubo rígido. Los monjes debatieron y debatieron, pero nunca llegaron a un acuerdo porque, aunque eran sabios, desconocían que cada uno de ellos era parte de la solución, sino que creían que la verdad absoluta, la solución, coincidía exclusivamente con su punto de vista o pensamiento.
¿En cuántas reuniones de trabajo, personales, conversaciones con tus seres más queridos piensas que tienes sólo tú la razón y tu punto de vista es el único válido?
Llevando el consenso a la práctica
En la sesión del club Toastmasters de Sevilla del pasado miércoles 28 de Octubre , dentro de mi proyecto de nivel 3 de mi Pathways Coaching Eficaz, preparamos una dinámica de grupo para poner en práctica el consenso.
La definición del consenso según la definición de la Real Academia de la Lengua España, es: «el acuerdo producido por el consentimiento entre todos los miembros del grupo o entre varios grupos». En este punto, quiero concretar, que es inevitable que exista algún beneplácito de alguien, pero nunca debe ser importante. En caso de que las concesiones sean importantes ya no sería consenso, podríamos llamarlo mutuo acuerdo o mayoría absoluta que es lo que se conoce como votación.
Si ya existen técnicas para llegar a un acuerdo, ¿por qué buscar el consenso? Porque se cuenta con el compromiso de todos los interesados en cuanto a la decisión que se toma y se contará con la posterior colaboración de la totalidad de los miembros. Con el fin de obtener una solución basada en el acuerdo, esto es, el consenso va más allá del concepto de mayoría. Reemplaza el liderazgo tradicional por el poder y la responsabilidad compartidos por todos los participantes del grupo.
La situación dinámica propuesta a los socios del club (Anabel, Andri, Antonio y Antonio Gabriel, sin olvidar la inestimable ayuda de la controladora del tiempo, Ana) era la siguiente:
“Imagina que tu casa, se va a inundar en menos de 20 minutos, y aunque tienes ocho posesiones para salvar, sólo podrás salvar dos cosas, sólo si todos los participantes están en consenso. ¿Qué dos cosas salvarías?”
Técnicas para el consenso
Aunque no existe una técnica especial, sí os quiero recomendar qué tuve en cuenta para guiar al grupo hacia el consenso:
- Proponer las normas: cuándo podrían hablar, respetar el tiempo y el turno de los demás. Avisarles de que, si no cumplían las normas, podría cerrar el micrófono y en caso necesario invitarlos a salir del debate.
- Crear un ambiente fluido y conexión entre todos los participantes. Para ello, les agradecí ser yo la persona que los iba a guiar en el consenso. Por otra parte, para crear un vínculo en la apertura, lanzar una pregunta sobre su estado anímico.
- Todos los miembros deben de participar, además es aconsejable cambiar el orden de intervención.
- Buscar el enfoque adecuado para conseguir unidad y consenso. Para eso, en lugar de empezar preguntando qué cosa salvaría, preguntar por el motivo de la elección del artículo. Conocidos todos los motivos y razones, buscar el criterio común entre todos, para finalmente, seleccionar los objetos.
- Preocuparte por los participantes. Por ejemplo, si no escuchas a alguien, pedirle que hable o preguntarle qué ocurriría en caso de que la elección no fuera de su agrado.
- En ningún caso presentar las propuestas por el nombre del participante, sino despersonalizarlas cuando sea posible.
- Dirigir al grupo hacia caminos de debate bajo la propia zona de influencia. No hacia temas en los que los participantes no tienen poder de acción o decisión.
- Buscar sin fin de los puntos de acuerdo, incluso en el menos favorable de los casos podemos expresar que estamos todos en desacuerdo.
En resumen
¿Qué habilidades de liderazgo aprendemos a desarrollar en cuanto somos parte activa del consenso?
En el consenso, al no existir dos bandos, dos polos, por un lado, los ganadores y en la otra parte de los vencidos, afloran las siguientes capacidades:
- Empatizar, ya que tienes que realizar mayores esfuerzos por conocer los puntos de vista de los demás.
- Escucha activa, no estás pendiente de qué tienes que responder para defender tu opinión, sino que estás atento al punto de vista de los demás.
- Transparencia, poniendo en todo momento toda tu información para que sea tenida en cuenta.
La siguiente ocasión que participes en una reunión, en un debate, en una conversación para tomar una decisión, y observas que:
- No se pide la opinión de todos los involucrados.
- Los planes de acción de dicha reunión sean tareas que te son asignadas y no se te explica la finalidad de dicha tarea.
- Veas la reunión como un campo de batalla donde identifiques claramente a los vencidos y en frente a los ganadores.
Piensa que estarás como aquellos sabios monjes ciegos que intentan llegar a una solución común de cómo es un elefante. Aunque se consiga un acuerdo, será porque hay concesiones de todas las partes, lo que implicará, que la solución no estará apoyada por todos.
Ángel Martos López Orpez
Es miembro de Toastmasters Sevilla desde octubre de 2018